Protegerse del sol
El sol es esencial. Permite que nuestro cuerpo produzca vitamina D mediante los rayos UV. Sin embargo, conoces por supuesto, la otra cara de la moneda: estos rayos pueden causar daño como quemaduras de sol, envejecimiento prematuro de la piel, e incluso cáncer de piel.
Los peligros de los rayos UVA y UVB
Entre los rayos UV, se distinguen los UVA y UVB. Ambos pueden dañar la piel.
Los rayos UVB son los que provocan las quemaduras de sol. De hecho, inducen una reacción natural a nivel de nuestra piel. Un pigmento marrón es secretado en la piel por las células pigmentarias. Si los UVB son demasiado agresivos, la piel se enrojece; que se traduce a una quemadura de sol. Los UVB son, por lo tanto, responsables del bronceado y de las quemaduras ligadas a la exposición del sol.
Los rayos UVA no provocan quemaduras solares, pero sí envejecen la piel. De hecho, penetran profundamente en la piel y dañan el tejido conjuntivo, lo que provoca un envejecimiento prematuro de la piel y pérdida de elasticidad, lo que provoca la aparición de arrugas.
Una exposición intensiva al sol puede dañar la piel de manera considerable. Los daños causan modificaciones en el material genético que nuestro organismo no es capaz de reparar por sí mismo. Eventualmente, estas modificaciones pueden dar origen al cáncer de piel.
Estos daños se pueden prevenir protegiendo la piel de manera adecuada con una crema solar durante la exposición al sol.
Los diferentes tipos de piel
Para elegir una protección solar, hay que tener en cuenta tu tipo de piel, al igual que la duración e intensidad de la exposición al sol.
Existen diferentes tipos de piel que van del tipo 1 (piel muy clara, a veces con pecas) hasta el tipo 6 (piel negra).
Un factor de protección solar (SPF) 30 o superior es recomendado, especialmente para las pieles claras que queman más rápidamente. En los niños y los bebés, mejor vale utilizar un SPF 30, como mínimo.
Si tienes la piel ligeramente mate, puedes optar para un SPF menos alta.
Crema durante y después de las vacaciones
¿Te vas de vacaciones en verano? Asegúrate de llevar un producto de protección solar que te protegerá lo suficiente de los rayos UVA y UVB. Aplícalo regularmente y en cantidad suficiente para evitar las quemaduras solares y mantener por más tiempo tu bronceado. Después de la exposición al sol, tienes que hidratar tu piel con una crema aftersun.
¿Ya regresaste a casa? Sigue aplicando la crema solar y utiliza regularmente una crema hidratante para disfrutar más tiempo de tu bronceado.
¿ Deseas broncearte sin tomar riesgos? Para esto puedes utilizar un autobronceador.
¡No dependas únicamente de tu crema solar!
Para proteger tu piel, utiliza productos solares. Sin embargo, no son suficientes. De hecho, tienes que intentar evitar el sol durante las horas las más intensas y llevar ropa que te proteja.